Офир

Spanish translation: Ofir

20:06 Dec 2, 2002
Russian to Spanish translations [PRO]
Social Sciences - History
Russian term or phrase: Офир
Uno de los escritos cientificos rusos trae el nombre de tierras que se empen’aba en descubrir Cristobal Colon: “Золотой Офир” Quien sabe cual es la version original espan’ola de este nombre toponimico? Muchisimas gracias anticipadas!
Eli
Spanish translation:Ofir
Explanation:
El nombre ruso es transcripción del Ofir latino. Aquí tienes una explicación detallada del término:
Suerte, Eli.

Por último, analizamos someramente lo que Jeremías 10:9 nos vuelve a nombrar las riquezas en plata de Tarsis: “... Recubiertos están de plata importada de Tarsis y de otro de Ofir...” . La época en la que vivió y escribió este profeta se ha datado entre os años 650 y 645 a.C. en pleno auge orientalizante de Tartessos. De nuevo tenemos una zona, Tarsis, famosa por su riqueza en plata y otra, Ofir, supuestamente cerca de Saba, en el mar Rojo.

OFIR Y TARSIS

Cristóbal Colón, en cuyas mesiánicas creencias se unían conocimientos diversos de la antigüedad y de la tradición judeocristiana, se dedicó persistentemente a la búsqueda de tierras maravillosas descritas por viajeros y de regiones bíblicas que, de alguna forma, tenían que ver con visiones paradisíacas-apocalípticas y con pasajes del Antiguo Testamento.

En determinado momento de su primer viaje, el almirante comienza a identificar a La Española con dos de las islas asociadas por antonomasia a los relatos bíblicos: las tierras de Ofir y Tarsis (2). Cuenta el libro primero de los Reyes el episodio de la colaboración de Hiram, Monarca de Tiro, con Salomón: "Y envió Hiram [...] a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón, los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos" (3). También de Ofir la flota de Hiram trajo la madera de sándalo y las piedras preciosas que decoraron el templo de Jerusalén.

En relación con Tarsis, la comarca fenicia asociada a la cultura de los tartesos de la zona mediterránea de la península ibérica, en el primer libro de Reyes se menciona la flota que Salomón mantenía en el mar y que "una vez cada tres años venía [...] de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales". También a Tarsis quiso huir Jonás de la presencia de dios, cuando fue engullido por un gran pez que lo acogió en su vientre tres días y tres noches. Tarsis se encuentra asociada de igual forma al lugar de procedencia de los tres reyes magos que adoraron a Jesús (4).

En su diario del cuarto viaje, cuando el almirante llega a las costas panameñas, cree estar sobre los pasos del Quersoneso de Oro, aquella península del Asia oriental tantas veces nombrada por los cosmógrafos de la antigüedad. Consecuente con esa tendencia de establecer correspondencias con lugares bíblicos, Colón identifica el Quersoneso de Oro con Tarsis y con las tierras de Veragua (Panamá).

La vinculación de las nuevas islas americanas con Ofir y con Tarsis guarda relación directa con el anhelo de búsqueda de oro. En una carta que escribe Colón al papa Alejandro VI en febrero de 1502 se refiere a la Isla de La Española en los siguientes términos: "Esta isla es Tharsis, es Chetia, es Ofir y Ophaz e Çipanga, y nos le havemos llamado Española" (5). El esplendor de las tierras hacía pensar al almirante en aquellos lugares geográficos de la antigüedad y medievales que se consideraban plenos de oro y riquezas. La Española, recién bautizada, podía ser cualquiera de aquellas islas.

A mediados del siglo XVI resurge de nuevo la historia de Ofir, esta vez vinculada al origen del Perú. Parecía lógico pensar que las barcas salomónicas hubiesen podido llegar a las costas peruanas por el océano Pacífico abasteciéndose allí del oro que abundaba en el vasto imperio de los incas. De tal manera, los aborígenes se transforman en descendientes de las tribus perdidas de Israel. Incluso llega a formularse una argumentación lingüística como soporte de esta idea: el vocablo Ophir (escrito con "ph" y no con "f") viene a constituir el revés del vocablo Pirú, clave probablemente cifrada por los judíos tan aficionados a los juegos de palabras (6). Estos razonamientos tuvieron varios defensores, entre ellos Benito Arias Montano (7).

El primero en descartar el vínculo entre Ofir y el continente americano fue Pedro Mártir de Anglería. Este ilustrado humanista italiano, que estuvo muchos años al servicio de Isabel de Castilla, describe en la primera de sus ocho Décadas del Nuevo Mundo el itinerario seguido por Colón en su primer viaje de la siguiente manera: "Volviendo, pues, la proa hacia el oriente cuenta [Colón] que encontró la isla de Ofir. Pero, considerando diligentemente lo que enseñan los cosmógrafos, aquellas son las islas Antillas y otras adyacentes. Llamó a ésta Española" (8).

A la identificación de Ofir con el Perú se opone terminantemente fray José de Acosta en su obra 'Historia natural y moral de las Indias'. El jesuita señala que resulta absurda la creencia de que las barcas salomónicas se hubiesen pertrechado de los maravillosos tesoros del Perú ya que, aún cuando la zona es rica en oro, no lo es en las piedras preciosas, marfil y maderas exóticas que aparecen en el relato bíblico. Acosta también se muestra reticente a la inversión del nombre del Perú para rastrear su origen geográfico en Ofir: "Más la etimología del nombre Ofir, y reducción al nombre de Perú téngole por negocio de poca sustancia, siendo como es cierto, que ni el nombre del Perú es tan antiguo, ni tan general á toda esta tierra". Finalmente José de Acosta ofrece a sus lectores la ubicación de Ofir:

"La principal razón que me mueve á pensar que Ofir está en la India oriental, y no en esta occidental, es porque no podía venir acá la flota de Salomón, sin pasar toda la India oriental, y toda la China, y otro infinito mar; y no es verosímil que atravesasen todo el mundo para venir á buscar acá el oro, mayormente siendo esta tierra tal, que se podía tener noticia de ella por viaje de tierra" (9).

Próximo a las argumentaciones de José de Acosta, Francisco López de Gomara se mofa de aquellos "modernos" que identifican a Ofir y Tarsis con el continente americano. Aunque hombres doctos como san Agustín se han preguntado acerca de dichas ciudades, el hecho es que para el cronista constituye un desatino el emplazarlas en el continente americano. Apunta López de Gomara concluyente:

"Tampoco fueron a nuestras Indias las armadas de Salomón, porque para ir a ellas habían de navegar hacia poniente, saliendo del mar Bermejo, y no hacia levante, como navegaron; y porque no hay en nuestras Indias unicornios ni elefantes, ni diamantes, ni otras cosas que traían de la navegación y trato que llevaban" (10).

En contestación a José de Acosta y a Francisco López de Gomara, y aproximándose a las ideas de Arias Montano, a principios del siglo XVII Gregorio García retoma nuevamente la controversia Ofir-Perú. Aún en esta época continúa la búsqueda de los míticos territorios salomónicos (11).
http://www.ull.es/publicaciones/latina/a/60alva.htm
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Fernando Muela Sopeña
Spain
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Fernando Muela Sopeña


  

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Ofir


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El nombre ruso es transcripción del Ofir latino. Aquí tienes una explicación detallada del término:
Suerte, Eli.

Por último, analizamos someramente lo que Jeremías 10:9 nos vuelve a nombrar las riquezas en plata de Tarsis: “... Recubiertos están de plata importada de Tarsis y de otro de Ofir...” . La época en la que vivió y escribió este profeta se ha datado entre os años 650 y 645 a.C. en pleno auge orientalizante de Tartessos. De nuevo tenemos una zona, Tarsis, famosa por su riqueza en plata y otra, Ofir, supuestamente cerca de Saba, en el mar Rojo.

OFIR Y TARSIS

Cristóbal Colón, en cuyas mesiánicas creencias se unían conocimientos diversos de la antigüedad y de la tradición judeocristiana, se dedicó persistentemente a la búsqueda de tierras maravillosas descritas por viajeros y de regiones bíblicas que, de alguna forma, tenían que ver con visiones paradisíacas-apocalípticas y con pasajes del Antiguo Testamento.

En determinado momento de su primer viaje, el almirante comienza a identificar a La Española con dos de las islas asociadas por antonomasia a los relatos bíblicos: las tierras de Ofir y Tarsis (2). Cuenta el libro primero de los Reyes el episodio de la colaboración de Hiram, Monarca de Tiro, con Salomón: "Y envió Hiram [...] a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón, los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos" (3). También de Ofir la flota de Hiram trajo la madera de sándalo y las piedras preciosas que decoraron el templo de Jerusalén.

En relación con Tarsis, la comarca fenicia asociada a la cultura de los tartesos de la zona mediterránea de la península ibérica, en el primer libro de Reyes se menciona la flota que Salomón mantenía en el mar y que "una vez cada tres años venía [...] de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales". También a Tarsis quiso huir Jonás de la presencia de dios, cuando fue engullido por un gran pez que lo acogió en su vientre tres días y tres noches. Tarsis se encuentra asociada de igual forma al lugar de procedencia de los tres reyes magos que adoraron a Jesús (4).

En su diario del cuarto viaje, cuando el almirante llega a las costas panameñas, cree estar sobre los pasos del Quersoneso de Oro, aquella península del Asia oriental tantas veces nombrada por los cosmógrafos de la antigüedad. Consecuente con esa tendencia de establecer correspondencias con lugares bíblicos, Colón identifica el Quersoneso de Oro con Tarsis y con las tierras de Veragua (Panamá).

La vinculación de las nuevas islas americanas con Ofir y con Tarsis guarda relación directa con el anhelo de búsqueda de oro. En una carta que escribe Colón al papa Alejandro VI en febrero de 1502 se refiere a la Isla de La Española en los siguientes términos: "Esta isla es Tharsis, es Chetia, es Ofir y Ophaz e Çipanga, y nos le havemos llamado Española" (5). El esplendor de las tierras hacía pensar al almirante en aquellos lugares geográficos de la antigüedad y medievales que se consideraban plenos de oro y riquezas. La Española, recién bautizada, podía ser cualquiera de aquellas islas.

A mediados del siglo XVI resurge de nuevo la historia de Ofir, esta vez vinculada al origen del Perú. Parecía lógico pensar que las barcas salomónicas hubiesen podido llegar a las costas peruanas por el océano Pacífico abasteciéndose allí del oro que abundaba en el vasto imperio de los incas. De tal manera, los aborígenes se transforman en descendientes de las tribus perdidas de Israel. Incluso llega a formularse una argumentación lingüística como soporte de esta idea: el vocablo Ophir (escrito con "ph" y no con "f") viene a constituir el revés del vocablo Pirú, clave probablemente cifrada por los judíos tan aficionados a los juegos de palabras (6). Estos razonamientos tuvieron varios defensores, entre ellos Benito Arias Montano (7).

El primero en descartar el vínculo entre Ofir y el continente americano fue Pedro Mártir de Anglería. Este ilustrado humanista italiano, que estuvo muchos años al servicio de Isabel de Castilla, describe en la primera de sus ocho Décadas del Nuevo Mundo el itinerario seguido por Colón en su primer viaje de la siguiente manera: "Volviendo, pues, la proa hacia el oriente cuenta [Colón] que encontró la isla de Ofir. Pero, considerando diligentemente lo que enseñan los cosmógrafos, aquellas son las islas Antillas y otras adyacentes. Llamó a ésta Española" (8).

A la identificación de Ofir con el Perú se opone terminantemente fray José de Acosta en su obra 'Historia natural y moral de las Indias'. El jesuita señala que resulta absurda la creencia de que las barcas salomónicas se hubiesen pertrechado de los maravillosos tesoros del Perú ya que, aún cuando la zona es rica en oro, no lo es en las piedras preciosas, marfil y maderas exóticas que aparecen en el relato bíblico. Acosta también se muestra reticente a la inversión del nombre del Perú para rastrear su origen geográfico en Ofir: "Más la etimología del nombre Ofir, y reducción al nombre de Perú téngole por negocio de poca sustancia, siendo como es cierto, que ni el nombre del Perú es tan antiguo, ni tan general á toda esta tierra". Finalmente José de Acosta ofrece a sus lectores la ubicación de Ofir:

"La principal razón que me mueve á pensar que Ofir está en la India oriental, y no en esta occidental, es porque no podía venir acá la flota de Salomón, sin pasar toda la India oriental, y toda la China, y otro infinito mar; y no es verosímil que atravesasen todo el mundo para venir á buscar acá el oro, mayormente siendo esta tierra tal, que se podía tener noticia de ella por viaje de tierra" (9).

Próximo a las argumentaciones de José de Acosta, Francisco López de Gomara se mofa de aquellos "modernos" que identifican a Ofir y Tarsis con el continente americano. Aunque hombres doctos como san Agustín se han preguntado acerca de dichas ciudades, el hecho es que para el cronista constituye un desatino el emplazarlas en el continente americano. Apunta López de Gomara concluyente:

"Tampoco fueron a nuestras Indias las armadas de Salomón, porque para ir a ellas habían de navegar hacia poniente, saliendo del mar Bermejo, y no hacia levante, como navegaron; y porque no hay en nuestras Indias unicornios ni elefantes, ni diamantes, ni otras cosas que traían de la navegación y trato que llevaban" (10).

En contestación a José de Acosta y a Francisco López de Gomara, y aproximándose a las ideas de Arias Montano, a principios del siglo XVII Gregorio García retoma nuevamente la controversia Ofir-Perú. Aún en esta época continúa la búsqueda de los míticos territorios salomónicos (11).
http://www.ull.es/publicaciones/latina/a/60alva.htm

Fernando Muela Sopeña
Spain
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agree  José Antonio V.
21 mins
  -> Gracias, Josй Antonio

agree  nkay
1 hr

agree  Galina Labinko Rodriguez: "золотоносный Офир Соломона" http://www.kurierweb.com/21-40(6)/30 (6)kurier/articles/pot....
14 hrs
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